jueves, 12 de noviembre de 2009

Mentiras del silencio


Dónde están mis sensaciones,
pues siento tan miserablemente que se
queman en mi espalda.
Tengo lágrimas resecas en
la punta de mis dedos, y las retiro
desde enfrente de mi pecho
para que caigan de una vez sobre
mis sucios zapatos.
Siento cortes
en distintas partes de mi cuerpo,
porque mis ganas de gritar las
debo reprimir a cada instante...
y así emergen mis gritos, entonces,
desde cualquier lugar de mis entrañas
rompiéndome la piel a tajos.
Tengo tantas ganas de llorar,
pero tan sólo puedo sonreír
para no sentirme tan inútil,
tan fracasado,
y eso me revuelve la garganta,
y trago baldes de saliva
para no decaer,
para no patear
las paredes en cualquier lugar
hasta destrozarme las uñas...
y nada me calma, ni el silencio
ni el ruido apestoso que
nace de las calles de mierda
que recorro todos los malditos días,
ni me calma pensar en el mismo
asiento que ocupo todos los días,
ni tampoco me calma el café de las tardes
y el olor a pan quemado durante las mañanas
que me desespera tanto.
Tengo tantas ganas de gritar y correr hasta
el último rincón de la calle,
y de haber barro allí, en ese último rincón,
me refregaría la cabeza
para pulir mis desesperanzas
y seguiría caminando,
caminando para seguir viviendo...

1 comentario:

  1. sigue caminando, Rodrigo... de eso se trata, de caminar...

    pero también valen los decansos de la contemplación y bien sabes eso...

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