miércoles, 6 de octubre de 2010

Atardecer bajo la luna

"Estando atado de manos bajo
la luminosidad
de todas aquellas estrellas ebrias
que recorren los cielos,
recuerdo el silencio que alberga
mi retina a ratos...
detrás de las ventanas sucias
del pasado y sentado observando el
cielo de noche, me quedo tendido,
como aturdido así moviendo
mis piernas intentando avanzar.
Hoy pude degustar por única vez
de mis lágrimas añejas, su sabor
agrietado y queriendo todas ellas
ser dulce -a veces-,
pero inimaginablemente es su amargura
que nunca cambia
y pende como tripa seca,
girando y retorciéndose al paso
de los segundos...
y no es como el vino
como quisiera que sea cuando
estoy triste,
ni perfumadas siquiera como
flores de desamor ,
sino que su sabor sigue siendo
más amargo que un pozo
negro de sonrisas podridas,
como miradas perdidas de atrofia
en el alma, como aquel
escozor de
honestidad que nace de tu rostro,
víscera... vejete palpitante de absurdas
ideas, diversificadas todas así
como gusanos meneando la cola e
intentando escabullirse
del miedo, de la locura... del ser inerte
como tus primeros bosquejos
de nombre al conocerte...
Pude entonces comprender -al fin-
que de todo mi alrededor al menos uno
pulula como gusano inerte intentando
atrapar algo de oxígeno que no le pertenece,
escondiendo fétidos
sonidos tras puertas cerradas,
así como le gusta,
así como se arrastra con
su lengua lamiendo mentiras,
recogiendo alegrías falsas,
tan diminutas como su mediocridad.
Y así estoy postrado aunque camine
durante toda la noche y todos los días
que me quedan,
pues siempre están atadas
mis manos bajo el atardecer
de la luna muerta, burlándose
ésta como puta en un farol de verano,
tratando de borrar su silueta
y escondiéndose cuando el sol
se la coge.
Y así estoy bajo los cielos
comíendome los labios,
y su sangre ya es néctar
cotidiano que gotea
sobre mi pecho infartado,
insensible como botella
de semen que nunca quiso
ser hombre,
así nada más como el viento
que pasa sin hambre,
así nada más como las piedras
que rodean tu cabeza sin nada más
que decir,
así nada más...
y siempre con las manos
atadas bajo la luna,
cuando atardece, tan puta ella...
y tan feliz a la vez."